A medida que aumenta la demanda de los consumidores de opciones alimentarias más saludables, muchos restaurantes y cafeterías ofrecen menús más orientados a la salud. Pero elegir una comida nutritiva que también te guste y que te mantenga hasta la cena no siempre es fácil. Siga estos pasos de Mucha Clase y puede serlo:
1. Aprende a estructurar una comida
Una mezcla saludable de tres componentes clave evitará que te sientas hambriento y fatigado:
Los hidratos de carbono de liberación lenta (IG bajo), como el pan o la pasta integrales, el arroz integral, la quinoa, las legumbres o los boniatos, alimentarán tu cerebro para mantenerlo concentrado durante toda la tarde.
Añade alguna proteína magra que te quite el hambre, como pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres (garbanzos, alubias o lentejas) para ayudar a mantener estables tus niveles de azúcar en sangre a medida que avanza la tarde.
Añade un toque de color incluyendo verduras o ensalada que te aporten esos minerales y vitaminas cruciales y la fibra que te ayudará a prevenir la 3.30-itis.
La gran noticia es que las pautas anteriores se transforman fácilmente en muchas opciones de comida: sándwiches, sopas, ensaladas, salteados, dhals, curry o burritos.
2. Considera tus opciones
Investiga el menú de tus locales para ver hasta qué punto cada uno de ellos alcanza el equilibrio nutricional establecido en el punto 1. Puedes consultar los menús en persona o investigar en línea, ya que la mayoría de los establecimientos de comida tienen una copia de su menú, junto con las guías nutricionales, en su sitio web. Así podrás planificar con antelación. Las cafeterías y los restaurantes informales, aunque a veces son un poco más caros, suelen ofrecer opciones mucho más saludables que los establecimientos de comida rápida, donde la mayor parte de la comida suele estar frita.
3. Pide lo que quieras
No tengas miedo de pedir cambios en tu pedido. Por ejemplo, si sabes que te ponen mucha margarina o mayonesa, pide que te pongan menos, o que no te pongan nada, o que te pongan opciones más saludables como aguacate o hoummos.
Si se trata de una ensalada, pida el aliño aparte, y si la comida viene con patatas fritas calientes, evite esa tentación pidiendo verduras asadas o ensalada en su lugar. Y no te dejes tentar por los combos en los que, por un poco más de dinero, obtienes un montón de “extras” que realmente no quieres ni necesitas.
4. ¿Es el tamaño de la comida adecuado para ti?
A los establecimientos de alimentación les encanta aumentar el tamaño de las comidas, por lo que a menudo las raciones son mucho más grandes de lo que quieres o necesitas. El problema es que mucha gente come lo que le dan y se llena demasiado. Para perder este hábito, divide las porciones más grandes por la mitad y reserva una mitad.
Si quieres más, cómete más tarde, pero el hecho de hacer el corte te ayuda a pensar en ello. Si comes en el local, pide que pongan las sobras en un recipiente para llevar, o déjalas. Puede que te parezca un desperdicio, pero es mejor que sentirse hinchado.
5. Mezcla de alimentos
Apueste por la variedad: mezcle sus comidas y pruebe cosas diferentes para mantener el factor de interés. No coma lo mismo “seguro” todos los días, ya que esto puede hacer que se aburra y que sea más probable que opte por opciones menos saludables o que le apetezcan.
Y aunque las opciones menos saludables están bien de vez en cuando, mantener las cosas variadas ayuda a evitar que los almuerzos de trabajo poco saludables se conviertan en un hábito diario.
Si deseas saber más visite: Mundo ZERO